Autobiografía

Que difícil es hablar de uno mismo, bah, a mi siempre se me hizo algo muy complicado. Nunca sé bien qué escribir y contar sobre mi, qué virtudes o defectos, no vaya a ser cosa que quede como muy creída, o que parezca que me estoy haciendo la víctima, tampoco sé qué tan interesante puede ser mi vida o las cosas que me gustan. Es difícil hablar de uno mismo, pero yo creo que son cosas que piensa uno a la hora de escribir y leerse, al resto de las personas les debe importar poco y nada, debe ser una cuestión más de uno, pero bueno, será problema para hablar en terapia.

Así que voy a empezar por lo principal. Me llamo Lucía Fernández Roldán, siempre usé mis dos apellidos. Cuando era más chica me quería sacar el apellido paterno, pero ya desistí de esa idea. Nací el 18 de noviembre del 2001, tengo 21 años y estudio Comunicación en la UBA. No diría que soy atea, para nada, todavía sigo buscando a qué fe aferrarme para toda la vida, destinando mis creencias y pensamientos en ello. Siento que es algo muy práctico tener y ser parte de una religión. O tal vez mi concepción de lo que representaría la religión en mi no es la misma que la de todos. No lo sé. Tampoco me interesa tener o no la razón, simplemente es como veo eso.  

Vivo en una casa en Parque Chas con mi mamá, mi hermano y mi gata. La convivencia es difícil, más que nada con mi hermano. Somos personas muy diferentes y eso hace que choquemos. 

Estoy enamorada, hace dos años estoy muy felizmente de novia, y considero que es una de las mejores sensaciones del mundo: amar y ser amado (y el hecho de que sea correspondido) es algo que te llena por completo y te hace sentir vivo.

Siempre me gustó la literatura, desde muy chiquita me inculcaron la costumbre de leer, así que nunca fue un problema para mí hacerlo, y disfruto de hacerlo, sumergiéndome por completo en las historias.

No tengo libro favorito, ni película, ni comida, se me hace muy difícil elegir una sola cosa para denominar “mi favorita/o”. Puedo hacer Top 10, 5 de cosas, pero elegir una es algo que se me hace imposible. Tomar decisiones también es algo que se me dificulta bastante.

Hago danza clásica desde los 15 años con una de mis mejores amigas. Empezar también fue una decisión difícil, pero fue una de las mejores elecciones que tuve. Cuando bailo siento que estoy en otro mundo, y aunque sea algo que requiere de bastante desgaste y estrés, considero que lo vale por completo. Muchas personas me preguntaron si me gustaría dedicarme a eso, trabajar con el baile, etc., pero siempre digo que no, lo considero un hobbie. Pienso que no todo lo que nos gusta lo tenemos que "profesionalizar", mercantilizar o volver una obligación, siento que en ese momento dejas de disfrutar lo que haces. Puede quedar en un hobbie y punto.

Soy una persona bastante nostálgica y melancólica, vivo añorando el pasado, mirando a lo que recuerdo. Ambas cosas me acompañan en mi día a día, hay veces que se vuelve algo insoportable e incontenible, pero es con lo que vivo. El vicio de los desterrados dicen.


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